Raza por raza: Akita

Raza por raza: Akita

Raza por raza: Akita

Raza por raza: Akita 820 545 Vitalcan

Historia

El perro Akita es de origen japonés, llamado así por la prefectura Akita de donde se cree, tuvo origen. Fue criado originalmente como cazador de osos y presas grandes. Por su parte los guerreros de Japón lo utilizaron como perro de defensa y ataque. En 1931 fue declarado como uno de los tesoros naturales de Japón y hasta la actualidad es considerado el perro nacional.

  • Tamaño: Machos 67 cm, hembras 61 cm, se tolera una diferencia de 3 cm.
  • Colores: rojo-leonado, sésamo (pelos color rojo-leonado con puntas negras), atigrado y blanco. Todos los colores citados, excepto el blanco deben tener Urajiro (pelo blancuzco a los lados del hocico, en las mejillas, debajo de la mandíbula y en el cuello, en el pecho, abdomen, debajo de la cola y en la parte interna de los miembros).
  • Pelo: Doble capa, externa de textura dura; interna de pelo fino y abundante, la cruz y caderas están cubiertas de pelo ligeramente más largo. El pelo de la cola es más largo que en resto del cuerpo.
  • Salud: puede tener displasia de cadera y de codos. Tiene una esperanza de vida de entre 10 y 12 años.
  • Carácter: es audaz, independiente y silencioso. Es fiel a la familia y reservado con los extraños. Con otros perros adoptará el papel dominante y si se sienten retados por ellos podría reaccionar en forma agresiva. Con respecto a las personas que no forman parte de su grupo humano de pertenencia, se mantendrá con reserva a no ser que lo agredan o se sienta amenazado. Algunos especialistas consideran que no debe dejarse un perro Akita con niños sin supervisión, mientras que otros recomiendan su socialización temprana para generar una relación amistosa.

Ejemplares famosos

Hachiko, el Akita que esperó 10 años el regreso de su amo muerto como muestra de lealtad.El 21 de mayo de 1925, el profesor Ueno no regresó; había sufrido una hemorragia cerebral que le provocó la muerte mientras impartía clase en la Universidad Imperial. Pero Hachi se quedó allí, en su sitio, esperándolo. Pasaron los días, que se convirtieron en meses, y los meses en años, y Hachi seguía acudiendo fiel y puntualmente a esperar a su amo, sin importarle si hacía frío o calor; tan sólo esperaba volver a verlo.

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